¿LAS REACCIONES CONTRA TRADITIONIS CUSTODES RESPONDEN A UNA AUTÉNTICA ESPIRITUALIDAD EUCARÍSTICA?

¿LAS REACCIONES CONTRA TRADITIONIS CUSTODES RESPONDEN A UNA AUTÉNTICA ESPIRITUALIDAD EUCARÍSTICA?

REFLEXIÓN PERSONAL III




Minor MONGE R
Laico
Diócesis de Cartago - Costa Rica

En su exhortación Sacramentum Caritatis, Benedicto XVI iniciaba diciendo: “Sacramento de la caridad, la Santísima Eucaristía es el don que Jesucristo hace de sí mismo, revelándonos el amor infinito de Dios por cada hombre. En este admirable Sacramento se manifiesta el amor ‘más grande’, aquel que impulsa a ‘dar la vida por los propios amigos’ (cf. Jn 15,13)”(A).

Entonces, puedo concluir que una sana espiritualidad eucarística debe llevar a los fieles a un amor profundo por el Señor, un amor que debe manifestarse en la caridad y en la entrega por el hermano. Una vivencia real de la Eucaristía, como Sacramento del amor, debe llevar a los cristianos a manifestar con el hermano un amor que escucha, que reconoce y que -cuando es necesario- corrige, pero que todo lo hace con caridad.

  Cuando veo -sin embargo- las reacciones de algunos grupos a las disposiciones del Papa Francisco en el motu proprio “Traditionis Custodes”, me pregunto cómo la Eucaristía ha permeado y transformado el corazón de estos fieles, que en muchas ocasiones han convertido la defensa del rito anterior de la Misa (del Sacramento del amor) en espacio para críticas mordaces, burlas, ofensas y en una búsqueda constante de desautorizar a cualquiera que apoye estas disposiciones.

Sin querer juzgar conciencias, es inevitable preguntarme: ¿debo entender que esta es la espiritualidad subyacente del rito anterior? ¿estas son las actitudes de aquellos que hacen de la Eucaristía la fuente y el culmen de sus vidas? Estoy absolutamente seguro de que no es así, que el rito de la Eucaristía promulgada por san Pío V respondió a las exigencias de la época y sostuvo la fe de innumerables fieles que -como lo dicen algunos grupos tradicionalistas- hoy la Iglesia nos presenta como testimonios de vida.

Por tanto, creo que las dos preguntas anteriores las debo cambiar por la siguiente: ¿los fieles que viven el rito anterior realmente están haciendo vida la Eucaristía y están comprendiendo lo que celebran? ¿O debo entender que su participación se basa en un gusto personal por un rito que les parece atrayente, sin implicaciones en sus vidas? Definitivamente, las reacciones desproporcionadas y vacías de caridad hacia el Papa Francisco, hacia Monseñor Arthur Roche y su equipo, hacia los Obispos que han abrazado estas disposiciones, están muy distantes de quienes viven el amor que nos exige la participación en la Santa Misa.

Y si creen que estoy extralimitándome o siendo exagerado en estas afirmaciones, les invito a buscar noticias y comentarios en páginas de internet o redes sociales (que muchas son bastante conocidas), en donde se abordan estas nuevas disposiciones con desprecio y se busca muchas veces desautorizar al Papa y a cualquier otro Obispo, atacando incluso su propia imagen (esto por dar un ejemplo del sinnúmero de situaciones que se pueden encontrar).

Tanto en escritores de estas páginas como en los fieles que manifiestan su modo de pensar, se realizan afirmaciones irrespetuosas y desproporcionadas sobre la aplicación de estas disposiciones litúrgico-eclesiales, sin ni siquiera conocer la realidad auténtica de las Diócesis y las razones por la que los Obispos han actuado de una u otra manera. De hecho, acerca de esta Iglesia que peregrina en Costa Rica, he leído y escuchado editoriales que rayan en el irrespeto de cuestionar la capacidad intelectual y la buena intención de nuestros Obispos.

No tengo dudas de que, si uno se dejara llevar sólo por estos escritos, seguro llegaría a la conclusión de que únicamente el Obispo que desobedece el Magisterio (como Traditionis Custodes) es un excelente pastor digno de mención, tachando al Papa Francisco y demás Obispos como los villanos. De hecho, se llega a los límites de quebrantar la comunión eclesial, cuestionando el ministerio petrino del Papa (citándole únicamente como “Bergoglio”) y buscando dañar la buena fama de los Obispos: ¿son realmente actitudes de quienes se dejan fraguar por la Eucaristía?

Aquí resulta inevitable recordar las palabras de san Pablo: “En consecuencia, que cada uno se examine antes de comer el pan y beber la copa. Quien come y bebe sin reconocer el cuerpo del Señor, come y bebe su propia condena” (1 Cor 11, 28-29)(B). Sabemos que la expresión “reconocer el cuerpo del Señor” se refiere a la Iglesia (a nosotros, los bautizados); por tanto, quien se acerque al Santo Sacrificio despreciando a los miembros del Cuerpo, se aleja de una experiencia eucarística que le anime y fortalezca en el mandato de Cristo: “En eso conocerán todos que son mis discípulos, en el amor que se tengan unos a otros” (Jn 13, 35).



NOTAS
A. BENEDICTO XVI, Exhortación Apostólica “Sacramentum Caritatis” sobre la Eucaristía fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia, n. 1. Consultado en línea en: https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/apost_exhortations/documents/hf_ben-xvi_exh_20070222_sacramentum-caritatis.html#INTRODUCCIÓN.
B. Los textos bíblicos en este blog serán tomados de la versión en línea de la Biblia de Nuestro Pueblo. Puede consultarse en: https://bibliadenuestropueblo.com/index.php?Itemid=17#resultados.

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